El ojo que nada ve...

Demasiado tiempo en mi habitación, demasiada pequeña, muy poca luz, y menos querría, no es que me guste ester solo, pero ahora mismo, lo necesito...

Estoy en mitad de una batalla contra mí mismo, todas las noches es lo mismo, todos los ratos son distintos, no entiendo nada de lo que veo, y eso que veo muy poco...

Precisamente apago las luces, escapo de mi alrededor para, simplemente, tener la suerte de encontrar un día, en un momento, cualquiera de estas madrugadas encontraré la respuesta... espera, miento...

Tengo la respuesta, tengo las soluciones, tengo el camino trazado, y las ganas de salirme de él, tengo un plan inútil, tengo todo lo que sobra, faltándome lo único que necesito...

Nunca me gustó comprar humo, pero resulta que me he vuelto adictor a cerrar los ojos enrojecidos tras lanzarme sobre una nube de humo... y vislumbrar a lo lejos castillos de arena que no se acercan lo necesario para que al tocarlos se derrumben...

Soy mitad esperanza, mitad agonía, un tercio de fe, otro de errores y un último de...de lo que tú me digas... Soy lo más inestable que he tenido la suerte de conocer, no sé que opinión tengo ahora mismo de mí, ¿cómo crearme opiniones de otra gente? Me son tantas cosas imposibles...

Tengo aburrido al mundo, a fuerza de insistir, a fuerza de encerrarme, a fuerza de mi malhumor, y joder, si esto debería ser bueno, esto debería hacerme reir, debería evitarme pensar, y está resultando todo lo contrario...

Me da a mí que estoy cieguísimo, que he creado un reino mediaval cuando vivo en mitad del más colorido de los mundos modernos...

Rondo constantemente la duda, el casi casi, lo veo claro, puff, ahora creo que no es así, ayer simplemente imaginaba, en serio, que tortura me estoy fabricando, y todo lo hago yo...

Trazo círculos buscando un final ideal, complicando las cosas, anudando las esperanzas cuando lo único que debería hacer es disparar...