11 de noviembre de 2010

Paseaban...

Tropezaban a cada paso, a cada escalón, a cada persona que se cruzaba con ellos sin mirar hacia el frente, simplemente, tropezaban a menudo...
Con frecuencia no oían lo que se decían entre ellos, ni lo que el mundo les gritaba, a menudo iban con los oídos cerrados y los ojos tapados, a menudo no eran más que "uno más" en un mar en calma...
No se detenían ante nada, había accidentes, había desgracias de sangre y metal, había fogonazos de ira en las otras aceras, había ruedas perdidas en la carretera, había ruido, mucho ruido, pero no se detenían, a veces por indiferencia, otras veces... eran otras veces...
Se alargó el paseo durante años, y durante mil ocasiones, les llovió, y fue cuando mejor corrieron, cuando la gente más se escondió, y cuando ellos mismos más vivos se notaron...
Y pasaron por trances de ira, de esperanza, de rabia, de sueño, de monotonía, de cánticos, de melanconlía, de aburrimiento, de pasión, de prisa, de pereza... de todo aquello que sólo sentían en una ocasión las gentes si rostro con las que siempre tropezaban...
Ya sabes esa historia, es siempre la misma, el mundo embarrado, un mundo que a ratos es detestable, y a ratos te ilumina tanto como necesitas... un mundo que al final, merece la pena por una sóla cosa...
Amigos, de la mano, siempre...
Hoy empujas tú, mañana grito yo, y en el futuro, y en el futuro queda demasiado por escribir...

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