Pues mira que resulta que te cuento que a veces la obligación se hace por placer, y el placer es simplemente algo muy pequeño, porque las cosas pequeñitas, las cosas sencillas, la mera sonrisa, simplemente vale la pena...
Resulta que el mar en calma a veces parece aburrido, pero guarda su encanto...
Resulta también que puedes creerte cosas que no son, aunque más tarde, acabas dándote cuenta que la naturalidad es lo que mola realmente...
Curiosamente, a menudo las apariencias son mentiras, y otras pues no, pero siempre pasa lo mismo, más pronto que tarde todo teatro se desvanece, y queda lo malo, y lo bueno, por qué no reconocerlo...
Resulta que me caes bien, que para mí ya no es una obligación escucharte, resulta que para mí no es una tortura aguantar tus tonterías en mi contra, resulta que para mí es un gusto atravesar puentes que antes no sabía si podría atravesar...
Y no sé guiñar, ni tampoco sé fingir, ni se me ocurre ocultar una sonrisa, y por supuesto no sabría decirte no a un paseo...
Y mira que hoy estoy espero, y no será por no haberme divertido este puente con tonterías, pero no sé, no me sale, en serio, tú lo entenderás, pido que lo entiendas, hay ocasiones que salen solas, hay cosas que ocurren sin pensar, hay respuestas que son un mero sí sin explicación, pues eso, esto es todo lo contrario, y tú, todo lo demás...
¿Has entendido eso? Pues mira, te lo explicaré con poquísimas palabras para terminar: no me pidas que hago, porque nuestra naturaleza nos hará hacer lo que queramos, sin necesidad de decirlo verdad...
Por las fajitas que esta noche no se pudieron compartir
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