23 de abril de 2011

Disquetes de tres y medio

No sé por que motivo que caprichoso, el otro día me acordé de mis primeras experiencias con un ordenador, con un pesado sobremesa y los primeros datos que yo llevaba del ordenador que había en mi colegio al que me regalaron por mi comunión. Usaba disquetes, y en ellos cabía muchísimo, o eso nos parecía a nosotros, pequeños chiquillos que ahora con tres megas escasos (que era lo que podía guardar ese disquete) apenas si podemos guardar unas fotos de baja calidad.
Me acordé porque realmente, no hace tantos años, quizás seis o siete, tampoco más, seis o siete veranos, parecen muchos y pocos a la vez, porque no todos vienen a la memoria de golpe, pero casi los puedes contar con tus manos, el tiempo, que como siempre se ha dicho...es relativo.
Pues eso, nos creiamos mayores, como ahora lo somos (¿o ahora de nuevo simplemente nos lo creemos?) y teniamos intrigas de niños mayores, y cotilleos, y puñaladas por la espalda, y enemigos declarados, y jugarretas los fines de semana, y saliamos todos los viernes, y a las nueve de la noche, en casita, tras un paseo y algo de frío... que sencillo era todo cuándo no nos apetecía complicar las cosas, ¿no?
No sé, yo me acuerdo de ese "yo" con 12, 13 e incluso 14 años tan mayor como infantil, tan listo como ignorante, y me río, claro que si, porque podía guardarse mi esencia en un disquete de 3 megas...ahora no me conformo con eso, y quizás sea peor así.
Declaraciones de amor, pruebas del delito, planes fracasados, sueños de niño pequeño, supuesta poesía de artista e incluso alguna palabra inteligente que todavía hoy la leo y me sorprende... No me arrepiento de aquellos tiempos, soy lo que soy en parte por ellos.
Sin duda fui feliz de pequeño... y lo sigo siendo, aunque ahora no lo sepa, y tenga que conformarme deseando encontrar unos disquetes perdidos. En ellos, si leyese, encontraría respuestas que hoy no conozco...
En fin, suspiro, tanto soy, tanto he perdido, tan lejos llegué, tanto he tenido.

18 de abril de 2011

Nunca diré que nunca sé algo con seguridad por si las moscas lo sé

Pues eso, que no sé muy bien de que voy, sé muy bien de qué vas, y no sé del todo cómo cambiar las cosas.
Por partes, ¿va? Cambiar mi futuro, mi forma de actuar, cambiar también lo que diga, las visitas al médico y esa suerte de distancia que provoca el azar. Cambiar tu opinión, tu concepto de mí, tu irrisoria esperanza de que las cosas son como las imaginas y no como son en la realidad.
Esta es una canción sin ritmo, un ritmo perdido no está tan mal, yo simplemente pienso que con algo de música, podría resucitar. No sé para dónde van los tiros, ¿a quién le importan? Simplemente estoy aburrido, y me apetece hablar, y como tú, mi aburrimiento principal, me faltas, pues no tengo nada mejor que hacer.
Eres eso, la fuente discontinua de distorsión mental, ese inocente secreto que no cuento a nadie porque nadie le da importancia, ni siquiera nosotros mismos, salvo por lo que no dice, que es que confiamos a la hora de la verdad.
Tres minutos escasos, tampoco tardo más, me empieza a sobrar tiempo, me empiezo a emocionar, ¿me pongo melancólico? ¿Romántico? ¿brutal? Mejor en golpes de locura, te diré que no te quiero, pero que si me apuras y me arriesgo, quererte no sería el peor final.
Luego vienen los peros, manzanas y demás frutas, pensabas antes que vendrían las faltas, ¿y dónde estarán? No lo sé, no las conozco, no conozco ni el bien ni el mal, simplemente me apetece hablar contigo, hablar sin decir nada, hablar por hablar, hablar como hace todo el mundo, hablar hablar hablar, a su debido tiempo...
Callar
Más tarde...
Tú dirás.

16 de abril de 2011

Hola Ele!

Festivales de locura, decepcionante ilusión, golpes que saben a caricias, y sueños que fueron y son. No es mal momento para avisarte, no es mal día para confesarse, pero aunque las cosas se pinten también, no por ello saldrán bien, ¿lo entiendes? Yo no.
No suelo ser muy directo, no será esta la excepción, pero te saludo a tí, cotilla, que en el fondo me tienes cariño, y escribo ahora sin ganas, para que veas que si se le ponen ganas a las singanas, obviamente, alguien gana.
Claro que si, que siempre erré, que nunca llevé razón, que un pedazito de culpa fue mí, por no hacer caso a la razón. Suponer que os decía algo fue mi mayor error, suponer que sabía escuchar fue...fue lo que volvería hacer, no hay más.
No estoy triste, nunca lo estuve, nunca lo estaré, porque eso es un estado de ánimo, y al final, todo se puede controlar.
Subir al cielo, clavar los pies en tierra mojada, cortar el cesped a principios de agosto, sudar por culpa de ese capricho, y demás tonterías que no puedes enumerar, me gusta que os guste, porque al fin y al cabo, esto gusta a los demás, ¿no?

14 de abril de 2011

Espiritu descafeinado con su respectiva sombra bajo la almohada

Salió bien, no hubo consecuencias imprevisibles, tampoco ninguna alegría inesperada, fue correcto.
Incluso para morirse.
Dijo adiós a quién le caía bien, dijo buenas noches a su última fiesta de casado, y para portarse correctamente, saludo militarmente a su corte de abogados y gorrones.
A ella, y a ellos, a los que realmente sentía decirle adiós, no les dijo nada, no se atrevió, fue cobarde hasta para marcharse. Digo yo.
Y así se fue, y aburrió a las ovejas que encontró por el camino, y suspiró por todo lo que no alcanzó, y se descubrió ignorante hasta que lo encerraron en su caja.
Aprendió una cosa en su última luz.
Que siempre estuvo ciego.

13 de abril de 2011

Te odio

Te odio, y sin remedio, ya no hay cura ni solución, no queda explicación que dar, no me apetece tampoco escuchar tonterías, me falta fe, me falta paciencia, fui un ignorante, y así me fue.
Soy humano, nunca he dejado de serlo, aunque por momentos creí vivir más allá de las leyes del hombre, y mi humanidad me ha matado, mi humanidad que me permitió respirar bajo el agua me acabó costando el alma.
Fue una locura, esos ojos azules ahora me torturan, y no valió la pena sentirte tan cerca, para ahora sentirte tan lejos, fue como mojarme los dedos de dulce chocolate y pillarme las manos con una puerta...
Te diré una cosa antes de acabar, intuitivo movimiento de codos que me rompe la esperanza en otra gente significa simplemente que eres buena y yo simplemente no te puedo comprender.
¿Te resulta contradictorio? A mí ahora también, y me río por no llorar, te odio, no queda otra cosa que decir.
Todo lo que digamos a partir de ahora, será mitad mentira, mitad verdad.

12 de abril de 2011

Desconocido

Suerte que nunca faltó chocolate en mis postres, sino, ¿qué habría sido de mi ánimo cuándo había tan poco que celebrar? Pues habría sido lo lógico, la imperante necesidad de seguir adelante lo que habría tenido que pasar, y en lugar de eso, me di el capricho, y quise subir hacia arriba en lugar de avanzar.
Ahora veo entre las nubes, veo mucho y muy lejos, pero no puedo tocar nada. Me siento como Hurin, esclavo de mis victorias, dueño de mis pensamientos, carcomido por lo que veo, por esas nubes que me dan tregua cuando no la quiero, que no me dejan descansar cuando lo pido.
Y no para de tronar, escucho lo que quiero, no me vas a escuchar quejarme, aunque lo supondrás. Es mi camino, mío y de nadie más, buscarme, encontrarme, y si no me gusta lo que encuentro, cambiarme.
No es difícil si lo piensas.


He descendido

He descendido a los infiernos, y créeme, allí nadie reía.
¿Te crees que me has visto sonreir? Mentía.
¿Imaginas que puedes verme llorar? Nunca lo conseguirás.
Alguien dijo una vez que las buenas historias hay que contarlas dos veces, sino nadie las cree. Seguro que alguien lo dijo, aunque me lo acabo de inventar. Pero como la historia se repite, seguro que no he sido el primero en pensar eso, ni seré el último en hacerme el guay con aquello.
Odio los mosquitos, me apetece morder maíz, creo en un Dios dentro de mí, sueño todas las noches con tonterías ( y no te las puedo contar porque algunas son para adultos y tú todavía eres muy pequeña), escribo mucho menos de lo que debería, mucho más de lo que mi tiempo me permite y todo lo que debería borrar. Tengo mil vicios tontos, tengo dos tipos de ánimo, el tonto y el estúpido, me falta habilidad para cumplir mis manías (ese primer escalón), pero no es este un final feliz, si quisiese que lo fuese, la entrada no se llamaría así.
Es un final abierto, un final por escribir, ahora escucho yo, tú sabrás que tienes que decir.
Sonríe tú que puedes, estaré esperando en mi parada a que me toque a mí reir último, reir con más ganas.

Johnny Cash

Hablaré en pasado de nuestro futuro, con un tono roto de voz, suena a explosión pasada, al dulce sabor de lo salado.
Niégame que te gusta golpear el suelo con uno de tus pies mientras el mundo se detiene imaginariamente y te confirmaré eso que siempre supiste, que nunca supe cantar, pero siempre lo intenté por tí.
Tuya fue la culpa de mi modestia, de tus tentaciones, de los aciertos y los errores, mía fue la virtud de la paciencia, de la crueldad desmedida, mezclados estuvimos, pero no nos supimos mezclar, encontrando el punto medio que nunca nos interesó, así decidí volver a meterle ritmo a la vida.
No quedará miedo en tus pestañas, no habrá reproches en mis bolsillos, no faltará paciencia en mi mochila, no pasaré calor a disgusto. Por suerte, ya no hay nada que temer. No lo había desde hace tiempo, no lo habrá durante un tiempo, pasado el momento, ya no lo sé.
Te crees que que hablo de mí, pienso que hablo de tí. Ni lo uno ni lo otro, simplemente es una canción, interpretala tú por mí.

11 de abril de 2011

No hay futuro, sólo un sentido.

Provocaste ilusiones, supusiste mi lealtad eterna, y claro, eso tenía un precio que no estuviste dispuesto a pagar. Siempre te pasó lo mismo, pecaste de soberbia, de sencilla maldad, engañando pensaste que me engañabas, y no hacías sino engañarte a tí mismo un día si y otro también.
Tardamos un tiempo en darnos cuenta, que eramos harinas de otro costal, tú eres agua salada, yo miel que ya no podrás probar. Soñabas con ser dueño de tí mismo, de tus impulsos, de los demás, creías que yo era dueña de mí misma, que estaba doblada a tu voluntad. Hablas por mí ahora, hablo por tí, para que sepan los demás.
No espero que lo entiendas, eres tonto chaval. No creía que me quisieras, pero las princesas somos así, esperamos que nuestros príncipes, sean príncipes de un cuento de esos de los que no quieres despertar.
Ahora resulta curioso, mis ojos vuelven a ser claros, los recuerdos me hacen reir, te crees que me río de tí, cuándo realmente, te doy las gracias por lo que me enseñaste, y te deseo algo distinto a como acabamos nosotros, te deseo buena suerte, y un dulce fin. Yo tengo un montón de sueños, y un futuro mucho mejor.

10 de abril de 2011

Pasa y verás

Te puedo sorprender, aunque aún no sé con qué. No conozco tus gustos, no te puedo identificar, todavía no he dibujado un par de letras que sueñes con imaginar. Imagina, esa es la clave, imagina que lo entiendes, que de primeras salta a la vista lo que no sabías que estaba ahí, la mitad del trabajo estará hecho, dame tiempo a mí para terminar la otra mitad.
Esto es una práctica, hablando de la teoría, esto es como debería ser, es la suposición de lo que será. Verás que todo concuerda, que recuerdas lo que predije y acerté... pero predije tantas cosas que fallé, que no las puedes contar. Y en ello estará la clave, en mostrar interés, en empezar el camino, en saltarse el primer escalón, que es el menos atrevido, y a partir de ese momento, vendrá un golpe tras otro, y un descanso fingido, pero no pararás de subir...
Si quieres, claro, te sorprenderás de hasta dónde se puede imaginar.

¿Para qué me faltaban razones?

Lo lamento y lo sabes, las cosas salieron mal, y aunque no me gusta culparte, yo tampoco puedo decir que tuviese la culpa. Supongo que fue mala suerte, si es que eso de la suerte existe.
Tú  no tuviste valor, yo no tuve coraje, tú llegaste muy pronto, yo demasiado tarde.
Si es que era tan fácil, me gritas ahora que ya me he ido.
Cogerme la mano, llevarme a pasear por el único sitio de la ciudad que realmente te gustaba, hacerme sentir especial levantándote simplemente a por mi refresco, y luego decir alguna tontada. Tan sencillo era tu guión.
¿Y el mío? Convertirte en mi princesa, componerte una canción, enseñarte a valorarte, demostrar que yo soy yo, que no fingía por estar contigo.
Salió mal la película, y no se repetirá, segundas partes nunca fueron buenas, y en este caso, esta era la tercera.

9 de abril de 2011

Se agota la paciencia

No te vayas a equivocar, creerás que aciertas, y fallarás. Suponiendo que te interese saber, que eso aún está por demostrar, creerás que sabes por donde vas...ya me avisas luego, cuándo se apague la luz, te volveré a guiar.
Eras guapa, buena chica, un sonrisa de esas envidiable, y lo sigues siendo, pero ya me da igual, no eres tan única, no estoy tan mal sin tí.
Y van, y mis palabras hablan de esa chica ideal, pero que va, van mucho más allá, hablarán de lo que debe pasar, de lo que mañana pasará, de lo que ahora empezamos a llamar historia...
No, ahora.
No, ahora.
Espera, es historia todo lo demás. 
Maldita sea, si me robaste el futuro, si todo lo que viene detrás es historia, sin el presento es simplemente vivido y me da la impresión de que no lo veo pasar sino sobre mí, ¿qué me queda? Nada, como siempre hubo... magro consuelo para tanta desilusión.
Voy a lavarme los dientos, no me irás a molestar, ¿verdad? Si apareces ahí también, me volveré a preocupar, mientras tanto, aplicaré lo único que me supiste explicar.
Agua que no has de beber, te sentará mal.

8 de abril de 2011

Renovarse o morir

Tazas de café descafeinado para evitar dormir, sueños desesperados que me dan ganas de no madrugar, y tal y cual forma de evitar mi realidad.
Tomo, tomo velocidad, y un par de zumos de piña, y también carrera para... ¿para qué? Joder, si no tengo donde ir, donde acostarme pasado el mediodía, son la falta de ganas lo que me impide seguir.
Desgarradora realidad, mañana seguiré, no sé por donde, pero volverá.