29 de noviembre de 2012

Rompe

Grita, chilla, por el amor de Dios. Enfurécete, choca, no sé, no pienses. Acércate a la mesa, dale una patada, dale un puñetazo, rómpete un dedo, llora, deja de respirar, maréate. Usa el participio del verbo elegir, siéntete único, especial, sí, así, ¡ya!
Acelera, derrapa, aprende a conducir después de trasnochar, exaspera, saca de quicio, deja la señal de tus dedos en una pared perfectamente blanca. Aclara la situación cuando llegues al final, no antes, por favor, antes de ello, lía a amigos, familiares, desconocidos y demás.
Siente el desprecio, la pasión, la ternura, el valor, siente que los demás sienten, imbuye en ellos las ganas de gritar. No pases por aquí sin hacer eco, no seas una sombra más en una noche de oscuridad. Apaga la luz, sí, pero sólo cuando tus labios sean rojo brutal, carmín, ¿va?
Pues eso, somos lo que rompemos, lo que destruimos en esta vida por la que pasamos, y luego, cuando nos vamos, empezamos a crear.

16 de noviembre de 2012

Anni

Existen infinidad de motivos para seguir escribiendo, sigo teniendo las mismas ganas que el mismo día de sorprender, de transmitir, de dejar sin respiración. Y sigo queriendo hacerlo sabiendo que hay una persona al otro lado de la pantalla, o dos, o tres como mucho ¡qué me importa a mí! Que siempre he sido el último de la fila...
Yo quiero vivir con ritmo trepidante, pero improvisando; quiero sufrir de arañazos, pero de arañazos por pelear contigo en el cesped, tonteando, como siempre, como nunca ha pasado... Que quiero gritar, quiero romper un cristal, cortarme, viajar a toda velocidad camino de la desesperante sangre. Quiero estar jodidamente vivo, peligrosamente cerca de la luz del final del tunel.
No sé si lo entiendes, por momentos pienso que sí, que lo haces a la perfección, que entiendes lo que digo mucho mejor que yo mismo, por momentos me asfixio y me ahogo ante el panorama de estar hablando solo. Pero siempre me levanto, faltaría más.
Y volverá a ponerse el Sol, y pasaremos miedo sin Luna, y lo mejor, lo mejor de todo, ¿sabes qué es?
Sí, efectivamente, que nos volveremos a leer.
Buscando un motivo, incluso desconocido, buscando un "anni".

14 de noviembre de 2012

Mírate

Anoche, y te miras, un espejo, que desordenado tienes el cuarto, ¿cómo habrá terminado así? La almohada mojada, el armario abierto, un puñado de ropa en la cama, y una duda sonriente. ¿Qué me pongo? Ay por dios...
Y te espero, y te miro, desde el umbral de la puerta, y me callo, no te aviso, sólo sonrío, eres como eres, ¿para qué voy a discutir? Elijas lo que elijas vas a elegir bien.
Y no se para el tiempo, y no se va los nervios, y no sabes muy bien por qué no puedes decidir. Y es tan tierno, y eres tan dulce, que me tengo que reir.
Y te asusto, y me vuelvo a reir de tu susto. Y te acercas, y me pegas, y me pinchas, y me mandas al salón, y te advierto una una cosa...
-Vamos tarde, princesa, ponte lo que quieras, lo primero que elijas, pero por favor, ten una cosa clara, desde tu vista del espejo  no se ven, pero yo veo tus alas de ángel como la primera vez. No las pierdas, no te las quites, no permitas que nadie te las arranque, no otra vez. Porque con ellas vamos lejos, con ellas eres cielo y un sueño a la vez.

12 de noviembre de 2012

Ley D:deber, dudar y decidir

http://www.youtube.com/watch?v=i4f0KHcziBg

Te levantas un buen día, porque es lo que debes hacer, y la mañana debía ser una más, pero no lo es. Nada más cerca de la realidad, y nada más terriblemente real que sentir que lo que deberías hacer ahora no está tan claro.
Puede haber sido el pie izquierdo, puedo haber sido una mala cena la noche anterior, puede haber llegado el momento de explotar, o puede haber sido algo que desconoces por el momento. Sea lo que sea, lo que antes era, ahora no lo es tanto.
Y claro, dudas: ¿cereales o tostadas?, ¿gafas o lentillas?, ¿hablar o escuchar?, y la pregunta se va complicando, y la respuesta, evidentemente, se va marchando.
Existe la obviedad de que algo fallaba antes para fallar todo tanto ahora. Existe la certeza de que si antes te empeñabas en insistir tanto en algo, es o bien porque lo tenías muy claro, o bien porque te engañabas, y ambas posibilidades son terribles. Y luego claro, cualquier pregunta que te hagas, se responde con un mar de dudas.
Y te ahogas, en un mar de dudas, en un mar de lágrimas, en un maremoto de sensaciones.
Pero no se puede vivir así, ninguna mentira dura lo suficiente para engañarte a ti mismo, ninguna verdad sostiene un mundo irreal. Ningún parecer acaba valiendo más que el propio, aunque parezca egoísta, es simplemente lo mejor.
Y decides, y mientras más pienses que lo haces por lo que conlleve esa decisión, más te paralizas...maldito dilema, que por no decidir, dudas, y por dudas, deberías decidir. Y de esto no te sacará nadie, en todo caso, te hundirán, pero sólo saldrás tú.
Y ahora abres los ojos. De día, es de día. Te pican los ojos (malas noches, demasiada lágrima suelta y demás), te saben los labios a espinas. Paseas, y no avanzas, caminas, y no te cansas, respiras, y te asfixias cada vez más. Y decides, y ya está. Comprendes que la primera decisión es aceptar que no controlarás las consecuencias. Partiendo de eso, lo que vendrá, vendrá.
Se afrontará. Y habrá causa y efecto, ¿inevitable, verdad?
Pero la ley y el orden volverán. Deber, dudar, decidir...faltaba una última cosa. Vivir, sin más.

8 de noviembre de 2012

Wind of Change


Llega un momento en la vida de toda persona en que tiene que elegir entre su felicidad o su vida.
Y el problema es que nadie sabe qué es la felicidad...¿quién no le tiene miedo a lo desconocido?
Pues sí, me llegará ese momento, pero mientras, valiente yo, osaré a aventurar algo: preferiré arrepentirme por definir la felicidad, que acomodarme en el sofá esperando a dormitar...