Lo justo se queda corto, no me canso de correr, me apetecería marcharme tan lejos, huir de todo... pero estoy terriblemente atado, dulcemente encadenado, es esa sensación de acelerar, y tener que echar el freno, esa sensación de sudar, de empañar mis ojos entre la niebla, y acabar volviendo a casa antes de que se marche el sol, es un nunca empezar, es un nunca terminar...
Quisiera echar a gritar, y saber que como puedo hacerlo, nada se romperá, pero mi mundo es tan frágil...y tan amado, que no podría arriesgar, arriesgarme a saltar bien lejos, arriesgarme a morir y matar, a escupirle a lo que no me gusta, a abrazar lo que jamás dejaría atrás...
Cualquier día, el día más pensado, me parto por la mitad, cansado de tantas peleas, cansado de mí...
Por ti compraría una lanza, para que nada me impidiese volar, por tí rompería esa lanza, por tí volvería al hogar, maldición de mi vida, como te puedo querer tanto, si no te puedo soportar, cómo me enseñas tanto, si dentro de mí estás, pareces desconocida, y diría que lo eres, eres la parte de mi que susurra, que nunca me debo marchar, eres mi repetición, mi cansancio por no avanzar...
Te dejo, me marcho pronto, que el camino sigue y va, y no se detendrá a esperarme, porque si algo tiene esta vida, es que no se para jamás, por lejos que lleguen las vías, ese no es el final...
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