4 de diciembre de 2010

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Dulce caramelo sería para mis dedos... tu pelo...
Porque de veras que no sabría decir donde empieza el aire y donde empiezas tú, no sabría decir nada importante si me lo pidieses, simplemente, balbucearía...
A menudo, viviendo como vivo entre estaciones de cercanías, pierdo el tren por llegar tarde, por ahorrarme el billete, por ir contra el sistema, por ver demasiado la televisión y atemorizarme...
Y resulta que el olor a cerveza, el olor al humo de un pitillo que se marchó hace un rato me sabe a gloria cuando estoy triste, y no entiendo ni eso, ni un centenar de cosas, ¡miento! ¿un centenar? Si acaso eso sería para empezar...
Soy un contable, una máquina de escribir anticuada, estoy fuera de órbita, estoy desconectado desde hace un tiempo, por momentos la tormenta en que me monté hace meses me devuelve a la vida un  instante, un chispazo, y con eso tiro para adelante, porque me sobran tantas cosas que despreciar las pequeñas cosas es un insulto para mí...
Porque a menudo creo con demasiada facilidad, porque con frecuencia dejo de creer, porque estoy en la boca del lobo y no me da la gana de marcharme, no me da la gana de cerrar este ciclo, no me da la gana de enseñar mis cartas ni tampoco de subir la apuesta, porque realmente, puede que fuese de farol...
Le tengo tanto miedo a tantas cosas tan diferentes que ya, si me preguntan por qué soy, empiezo justificando mis miedos, cuando debería gritar mis sueños, que joder, son diecinueve tacos los que tengo, y actúo como un niño de cinco...
Quiero chucherías, me pierde el chocolate, y quiero leer libros en hebreo, y aprender canciones sin letra aparente, quiero darle forma a los deseos sin dejar de pedirle a la Navidad que me traiga nieve...
Tengo un estribillo en la cabeza que no se me repite, porque es simplemente la primera estrofa de la segunda canción, la que entonaré cuando la primera deje de repetirse...
No creo que pueda entender esto muy bien, porque últimamente mi brújula está imantada y bueno... nunca perdí el norte, pero me marché demasiado al sur...

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