13 de diciembre de 2010

Pequeña, ¡te quiero!

En serio, son momentos que no puedo evitar, salir corriendo, sentarme a no pensar, y escribir, por que si, porque te necesito, porque te quiero, porque eres...
No sé, cuando necesito un poco de lluvia, tú me la das, siempre que te la pido...
He pasado casi toda una vida sin tí, pero ahora, ahora que te he conocido, no sabría volver a vivir sin tí, te lo prometo, tienes algo...frescura, si, eso, frescura, y al mismo tiempo, eres lo más cálido que jamás podría encontrar cuando lo necesito, puedes refrescarme la vista, aclararme la memoria, revitalizarme, aún en los días de más calor, y cuando más calor necesito, puede convertirte casi en fuego, en niebla y humo...
Nadie dijo nunca que las frutas del bosque tan cerca de mi pelo tuviesen tanta magia, pero realmente, la tienen, cada semana puedes sorprenderme, eres espuma de color tibiamente rosa, eres esos ojos cerrados que me hacen sentir tantísimo...
Y no podría negar que tengo también algo de miedo, porque, a veces, el más ligero resbalón podría tirarlo todo por el retrete, pero contigo sé que no, que me guardarás, que no hay nada que temer mientras no me asalten las dudas, porque eres grande, muy grande en mi vida, pero pequeña, una de esas cosas pequeñitas que hacen la vida enorme...
¡Gracias querida ducha, sin tí, yo no sería quién soy!

No hay comentarios:

Publicar un comentario