Sonaba la música adecuada, las palabras fallaban constantemente, pero había tacto, había suavidad, había tanto de tanto, tantas ganas de no equivocarse, tanto miedo al error, tanta tensión en la cuerda, tantas fuerzas opuestas, era y es realmente complicado, vivir la filo de la navaja nunca se me dió bien, porque estoy reducido a mi iris, y los arañazos que me da Ockham a menudo me ciegan...
Se deberían apagar las luces, reiniciar el juego...perdón, perdón, esto no es un juego, esto es vida, no acaba de caer la primera lágrima, pero eso no significa nada, nada significa nada que no queramos ver...
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