7 de marzo de 2010

Ni tanto ni tan poco...


    Vivimos actualmente en una sociedad marcada por las apariencias, en la que la mayoría de las cosas no son lo que parecen y valen lo que aparentan. Por supuesto, la primera de estas apariencias y a la que me voy a referir es el físico.
Durante la historia de la humanidad, el físico ha tenido mayor o menor importancia, pero su discutida relevancia siempre ha estado ahí.
La sociedad de consumo que actualmente se despacha en el mundo occidental ha elevado el físico a algo tan importante como la personalidad en las relaciones sociales.
Sin embargo, como es propio de esta etapa que nos toca vivir, existe una contradicción respecto al físico que es, cuanto menos, digna de mención. Por un lado, se ha extendido ampliamente el gimnasio. En estos centros, muchas personas se dedican a cultivar al cuerpo más allá de lo que tal vez sea saludable. Esto puede explicarse por la importancia que la primera impresión física tiene en temas laborales o amorosos, de modo que, la tarea de mantenimiento de forma que en un principio tenían los gimnasios ha derivado en el culto al cuerpo, que en la biorexia ha alcanzado su máxima y más estridente representación, pues ha modificado la búsqueda de la salud hacia la búsqueda de una belleza relativa y muy poco saludable, rayando lo malsano.
Por otro lado, encontramos en esta moderna sociedad la bien llamada “comida basura”, que es una consecuencia directa de la prisa en que vive gran parte de una sociedad que ya se acerca al estrés crónico.
El abuso de esta nueva dieta, como de tantos otros hábitos actuales, desemboca en una obesidad (que se “ceba” con los niños) tan poco saludable como el culto al cuerpo anteriormente señalado.
Ambos caras de un mismo problema, el físico, traen consecuencias fatales a la ya problemática sociedad moderna, poniendo de manifiesto que ningún exceso es bueno, pues ambos hacen el mismo daño.
Esta problemática situación se liquidaría con una concienciación adecuada de la población adulta y una educación similar a los jóvenes, previniendo los excesos alimenticios, fomentando la gimnasia de mantenimiento y buscando nuevos modelos físicos en los que prime la salud sobre la apariencia.

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