Dificilmente imaginaría yo dibujar en la arena algo que no fuese tu nombre, dificilmente no te escribiría cualquier tontería en un sms cuando sintiese que mi factura del móvil iba a ser barata.
Digasemele aquello de que el amor atonta y hace feliz, yo creería con facilidad tal afirmación, resultando irónico lo absurdo de un sentimiento que no se puede medir, que no se puede plasmar, que apenas si se puede imaginar, ¿verdad?
Mentirijillas tontas de aquellas que turbiamente harían crecer mi nariz y detener la lluvia un día de pleno julio...en el Canadá, claro. No te resulta divertido imaginarme imaginándote reir, a mí me resulta delicioso imaginar que puedo conseguir hacerte sonreir.
Ilusoriamente tendremos buen final, todo tendrá un bonito final, de ilusión se vive, ¿no? Limitémonos a soñar.
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