23 de julio de 2010

¡Qué Frío!

Pleno verano, un sol ardiente y de justicia que asfíxia incluso si estás metido dentro de una piscina, y sin embargo, hace frío también, ¿no? Yo creo que si, yo lo tengo, aunque como siempre, son sensaciones, son ratos.
Lo mismo hace frío porque yo quiero, porque me interesa, así se demuestra una vez más que uno es lo que uno quiere en aquellas cosas que puede controlar, por ejemplo los ¿sentimientos?. Ando con tantas dudas que me ha dado por matarlas a todas a base de bien, a base de razón, valiente estupidez...
Pero claro, de esa estupidez ya no se duda, es lo bueno de cuadricular las cosas, que son como uno quiere que sean, y si no son así, con no aceptarlas te vale. Eso es lo malo de los mundos sin curvas, que tanta seguridad te acaba cegando...
Esto es un rato, nada más, una etapa más, acabará pasando, pero mientras tanto, pues me convenzo de lo contrario y me afano en ser feliz, porque lo soy, y ese es el problema, que ser capaz de calcular el nivel de felicidad que uno tiene es muy mala señal, ¿no? La felicidad no se podía medir, no al menos en este mundo, pero si llegas a medirla es que ya has encasillado todo tanto que nada es capaz de sorprenderte, que nada te dejará helado, ¿por qué? Porque ya lo has helado todo tú antes...¿quiero eso, o no? Pues no lo sé, pero como ahora mismo estoy tan liado, me ha dado por ahí...

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