A mí no me preguntes, que yo si que no tengo ni idea...
A mí no me preguntes que cada vez que me pregunto a mí mismo me surgen dos preguntas nuevas...
A mí no me preguntes que cada vez que hablo sube el precio del pan...
A mí no me preguntes que tengo muy poca memoria...
A mí no me preguntes que nunca sé distinguir entre lo importante y lo banal...
A mí no me preguntes como soy porque no tengo la menor idea...
A mí no me preguntes si estoy o no a favor de lo romántico porque a veces si y a veces no...
A mí no me preguntes porque escribo, porque no siempre hacen falta motivos para hacer algo...
A mí no me preguntes las virtudes, porque fardaré de mis defectos...
A mí no me preguntes si soy feliz, porque no sé que es la felicidad...
A mí no me preguntes si sé escuchar, porque se me da mejor hablar de mí...
A mí no me preguntes si me arrepiento de algo, porque obviamente nunca lo hago...
A mí no me preguntes como te conocí, porque por más vueltas que le doy, no lo recuerdo...
A mí no me preguntes como funcionan las cosas, con que funcionen me bastan en tu caso...
A mí, simple y sencillamente, dedicaté a aguantarme, que las respuestas, como tú me has dicho más de una vez, vienen solas, ¿no?
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