Existe algo más complicado que encontrar lo que se busca y es dejar de buscar lo que se quiere.
Porque mientras se busca no hace falta otra cosa que paciencia y esperanza, y eso lo tiene todo el mundo en mayor o menor medida, ahora bien, para dejar de buscar, para cambiar de chip y decir que ya no buscarás más, que te has cansado, que prefieres esperar lo que se necesita es fuerza de voluntad, un autocontrol que a veces no se tiene o que simplemente no se quiere usar, porque negarse a uno mismo, aunque sea para bien, es muy complicado.
Al final se acaba hallando lo que se buscaba, o se acaba aceptando lo que ya se tiene, pero las decisiones antes de llegar a uno de esos dos finales son complicadas y las consecuencias tan imprevisibles que pueden llevarte a dudar si parar o no parar…
Lo bueno que tiene decidir algo tan complicado es que, a la larga, con unas cuantas decisiones complicadas alcanzarás un punto en que puedes cambiarte a ti mismo y eso, al menos para mí, es una gran virtud, porque no se deja de ser auténtico por ser capaz de adaptarte a cualquier situación, todo lo contrario, se adquiere una cualidad más que te hace particular…
De modo que la decisión, sobre el papel, es clara y sencilla, detenerse, cambiarse y el tiempo dirá, ahora bien…en la realidad, la cosa es más complicada, porque para bien o para mal, la realidad siempre superará la ficción si de personalidades hablamos…
¿Qué toca ahora? Pues bien fácil, parar, y que tocará después…después tendrá el problema mi “yo futuro”, gracias a dios, o a la fortuna, los problemas pueden contarse de uno en uno si a uno le apetece hacerlo…
Porque mientras se busca no hace falta otra cosa que paciencia y esperanza, y eso lo tiene todo el mundo en mayor o menor medida, ahora bien, para dejar de buscar, para cambiar de chip y decir que ya no buscarás más, que te has cansado, que prefieres esperar lo que se necesita es fuerza de voluntad, un autocontrol que a veces no se tiene o que simplemente no se quiere usar, porque negarse a uno mismo, aunque sea para bien, es muy complicado.
Al final se acaba hallando lo que se buscaba, o se acaba aceptando lo que ya se tiene, pero las decisiones antes de llegar a uno de esos dos finales son complicadas y las consecuencias tan imprevisibles que pueden llevarte a dudar si parar o no parar…
Lo bueno que tiene decidir algo tan complicado es que, a la larga, con unas cuantas decisiones complicadas alcanzarás un punto en que puedes cambiarte a ti mismo y eso, al menos para mí, es una gran virtud, porque no se deja de ser auténtico por ser capaz de adaptarte a cualquier situación, todo lo contrario, se adquiere una cualidad más que te hace particular…
De modo que la decisión, sobre el papel, es clara y sencilla, detenerse, cambiarse y el tiempo dirá, ahora bien…en la realidad, la cosa es más complicada, porque para bien o para mal, la realidad siempre superará la ficción si de personalidades hablamos…
¿Qué toca ahora? Pues bien fácil, parar, y que tocará después…después tendrá el problema mi “yo futuro”, gracias a dios, o a la fortuna, los problemas pueden contarse de uno en uno si a uno le apetece hacerlo…
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