Nunca ha sido así...pero....y sí...puede qué...siempre fue el tiempo el juez...motivos para creer no faltan...motivos para dudar me sobran...conclusiones inconclusas siempre...
No me da la gana de hablar claro, no me da la gana de contar nada, no me da la gana de escribir pensando, no me da la gana de escribir sintiendo, no me da la gana de hacer otra cosa que no sea escuchar música y escribir a su ritmo, no me da la gana de ser bueno, no me da la gana de pensar en nadie que no sea en mí, pero...¿me das las ganas? Porque necesito sacarlas de algún sitio...
Realmente no ando perdido, es más, nunca tuve las cosas tan claras, o eso creo a ratos, el resto de los ratos pienso que jamás he estado tan equivocado en el camino que debería tomar o que ya he tomado, vete tú a saber, nunca conocí bien las señales que servían para encontrar el camino a la felicidad, probablemente porque nunca existieron.
Miento más que nunca, y eso que nunca he tenido tantas ganas de no engañarme, de decir la verdad a quién me la pregunte, a mí mismo, pero resulta que no soy capaz, que tengo tan turbia la cabeza que no soy capaz de hacer otra cosa que asfixiarme si me da por mirar dentro, cosas de la vida, ¿no?
Vayamos a Sevilla, es una buena manera de escapar, de huir, justo a donde más bulla y estrés puede haber es donde necesito estar para estar a mis anchas, bendita contradicción...
Cambiar de aires no, necesito mucho más, necesito cambiar no el aire que respiro, sino lo que respiro, respirar algo así como...no sé, algo que no se puede tocar pero que no es aire, algo que no sabe a nada pero que está grabadísimo en cada uno de mis sentidos, necesito respirar veneno que mate dudas, y aire que sepa a preguntas y respuestas nada normales...No sé si me entiendes en este cuento que te cuento, porque si eres capaz de hacerlo, ayúdame, que yo estoy tan perdido que lo único que sé es que lo que necesito saber está dentro de mí...y no quiero verlo
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