27 de marzo de 2011

(Ese indescriptible sonido de una risa que no he tenido la fortuna de escuchar)

Vas a aguantar la respiración tanto como te sea posible porque es posible que sino lo haces no entiendas nada de lo que digo. Dije que tal vez no entendieses nada, quizás quise decir que hagas lo que hagas no lo entenderás porque no tendrá sentido, ¿qué tontá, no? Pues si, pues eso, pues va, hablemos sencillo de cosas que no te atreves a contestar.
Usar rotuladores para escribir en mi espalda tu nombre tiene maldad. Escribir tu nombre y luego emborronarlo no tiene perdón porque sabes que si me lo pides te tendré que perdonar. Juegas conmigo al juego ese que se llama, juguemos a ver quién aguanta más, si tú porque me consientes, si yo porque siempre querré más.
Y te inflas a llorar, y lo haces porque no puedes parar, y te pregunto porque lloras, y vaya estupidez acabo de preguntar.
Lloras por mí mi vida, lo sé y sabes que lo sé. Pero me enseñaste una cosa, uno vale lo que es, y las lágrimas que puede provocar, porque si te marchas sin hacer llover, es porque el tiempo que estuviste, no lo supiste aprovechar. Hoy te pido al oido, la última oportunidad.
Deja de llorar pequeña, dejame hacerte reir, dejame llevar a buen puerto, lo que perdimos entre tanta tempestad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario