16 de enero de 2010

Conociendo a...

Bueno, pues se me ha ocurrido añadir, cada semana, una pequeña biografía de algún personaje histórico, pero desde un punto de vista diferente, pues todos pueden encontrar hoy día cuando y donde nació, y datos objetivos que se encuentran muy bien definidos, pero y las personalidades de esas grandes personas, ¿quién la conoce? Yo intentaré hacer una breve introducción hacia esas personalidades, desde mi modesta opinión y con lo que sepa sobre ellas, trataré de reflejar los pilares básicos de los espíritus que realmente cambiaron la historia...
En primer lugar, y creo que será un buen comienzo, hablaré de Sir W. Churchill, político británico y nobel de literatura (algo para algunos desconocido).
A nadie debería sorprenderle la entereza con que este pequeño hombre fue capaz de luchar él sólo durante más de un año contra A. Hitler sin más ayuda que la económica por parte de E.E.U.U. .
Donde otros se habrían rendido (como los políticos franceses), él encontró fortaleza y un poder que transmitió a un pueblo dubitativo. En ningún momento dudó de la victoria, convencido como estaba de que la lógica de un sistema justo vencería a la tiranía de un sistema opresor. Incansable trabajador, brillante orador político, sabía que el mundo que vendría tras la victoria en la IIGM (Segunda Guerra Mundial) tal vez no le gustaría, pero que sin la victoria, no se aseguraría la supervivencia.
Pensaba que el sistema democrático tenía fallos enormes, pero aún mayores eran los defectos de cualquier otro sistema, por eso luchó por defenderlo, sabiendo que probablemente su amada Gran Bretaña perdería su imperio.
Luchó por la libertad en todos los frentes, sentó las bases del nuevo sistema que vendría tras 1945, adivinó además muchos antes lo que sucedería si a Hitler se le daban más concesiones, sin embargo, en lugar de escudarse en sus premoniciones y esconderse en la hora más negra, fue capaz de enmendar los errores de sus antecesores.
Hombre de ideales, su revés mayor vino en las elecciones de 1945, en las que su propio pueblo lo sacó de su cargo, el pueblo al que había dado la libertad y el espíritu que con otro hombre habría perdido, lo expulsó del poder, ironías de la vida pensó él.
Aun fuera de un puesto de importancia, todavía profetizó una nueva verdad, el telón de acero que cayó en Europa tras la victoria, demostrando de nuevo que mejor o peor gobernante, nunca en la historia un imperio como el británico tuvo la suerte de encontrar una mezcla de idealismo político, gestión económica y brillantez militar en un momento más propicio.

Sin más, esta ha sido la primera de las pequeñas biografías que espero poder ir realizando, es la primera, y como es lógico, espero ir mejorando con el tiempo, sin embargo, eso yo no lo sabré (Churchill tal vez lo sabría).

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