9 de enero de 2013

En estado puro

Sentirte vivo, jodidamente vivo, insultantemente vivo, terriblemente vivo desde los dedos de los pies al último pelo del flequillo. Tener la sensación de que saltan chispas aún tocando madera, sentirte poseedor de la habilidad de saltar de un quinto piso y ser tan liviano que vas a subir plantas del edificio. 
Exultante, turbadoramente feliz, arrolladoramente insensato, ¡trepidante!
Insensible a las malas vibraciones, inmune a los catarros, el cansancio o el malestar, extraordinariamente capaz de comerte el mundo a pellizcos. ¡Vivo, que no es poco!
Feliz, redefiniendo el sentido de tan breve palabra, eliminando el estereotipo de felicidad para encumbrar una nueva sensación, un nuevo gesto, una sonrisa que delata, que pone nervioso...¡Así, así, así me siento y nada va a evitar que siga sintiéndome así!

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