Historia de la ida y de la vuelta, de un yo voy y tú vendrás, historias de la cripta, de un piso entre risas y de alguna que otra declaración informal. Historia de una mentira que por tontorrona parecía verdad, y de una confesión en forma de gusto un poquito especial. Historia de la señorita alta y del chaval que quería enamorarse de un chaval, y estaba tan perdidamente enamorado de las chicas que decidió dejar esa manía para otras vidas, si es que existen en este mundo tan...¿absurdo? Sí, bueno, va, total...
Historia de la cara divertida de la moneda, de la mirada de la gente que con la mirada reconoce una buena verdad, historia de la fe en vivir junto al precipicio porque sólo así se vive y se disfruta sin par, es una buena historia, sin duda, casi sin respirar.
Es una historia que duró meses, y ahora empezará otra historia, y su respectiva cuenta atrás. Llegado el punto, vendrás o no vendrás, pero hay algo seguro, las manías de cada cuál, mientras más divertidas sean, más te harán reir y más pronto que tarde, si esa persona se las propone, las conseguirá.
Tú tienes por manía el cerdo vietnamita, mi manía hoy es que vengas para acá.
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