31 de enero de 2013

La variable de la peculiaridad en el espejo

Sometidos como estamos a lo que debemos hacer. Atados como vivimos al parecer por encima del ser, a menudo desenfocamos el lugar en el cuál no nos importaría volvernos a perder.
Imaginar que lo que escribes es el reflejo, que tu pantalla es mi reflejo, que mi reflejo es una parte de ti, que si existe algo que nos una, es que somos particulares, que la diferencia fundamental es que nos veamos como nos veamos, bien o mal, eso da igual, para el otro seremos lo que quiera que seamos, sin más.
¿Lo entiendes? No me explico, ¿verdad?
Lo hago fácil, sencillo, ahora más claro, como para hacerlo tonto pero sin que deje de ser real.
Es pensar que tu almohada está arrugada, que tu espalda no puede más, que tus ojos están cansados y que tus palabras se van agotando, pero al otro lado de la pantalla, en el reflejo del cristal, está la otra mitad de la charla, las sábanas por arrugar, la silla que es tan incómoda, otros ojos que no paran de brillar. Y es un complemento, tú eres diferente, peculiar, y al otro lado de tu reflejo, encontrarás lo mismo, pero como tú, será totalmente diferente, será particular. ¿Palabras repetidas, por qué deben sonar mal?

30 de enero de 2013

De cerditos, inocentes mentiras que parecen verdades y demás visitas

Historia de la ida y de la vuelta, de un yo voy y tú vendrás, historias de la cripta, de un piso entre risas y de alguna que otra declaración informal. Historia de una mentira que por tontorrona parecía verdad, y de una confesión en forma de gusto un poquito especial. Historia de la señorita alta y del chaval que quería enamorarse de un chaval, y estaba tan perdidamente enamorado de las chicas que decidió dejar esa manía para otras vidas, si es que existen en este mundo tan...¿absurdo? Sí, bueno, va, total...
Historia de la cara divertida de la moneda, de la mirada de la gente que con la mirada reconoce una buena verdad, historia de la fe en vivir junto al precipicio porque sólo así se vive y se disfruta sin par, es una buena historia, sin duda, casi sin respirar.
Es una historia que duró meses, y ahora empezará otra historia, y su respectiva cuenta atrás. Llegado el punto, vendrás o no vendrás, pero hay algo seguro, las manías de cada cuál, mientras más divertidas sean, más te harán reir y más pronto que tarde, si esa persona se las propone, las conseguirá.
Tú tienes por manía el cerdo vietnamita, mi manía hoy es que vengas para acá.

29 de enero de 2013

Ven

Ven.
Por que sí, por dos copas, por unas fotos, por vencer, por el paseo, por tres anécdotas, por las risas, por una buena comida en el campo, por la fiesta más ridícula y divertida que pueda darte un sábado noche, por que te apetezca, porque compartir cama con Fa es compartir cama con Fa, por curiosear, por secuestrarte, por llegar tarde antes que nunca, por hacerlo sencillo, por complicar las cosas, por un chupito con mucha maldad, por tomar café entre amigos, por Corea, por devolver las visitas, por que te apetezca, por que en los pueblos se toman buenos respiros, por que un puente es un suspiro, porque te arrepientes de lo que haces, pero más de lo que no haces, por hartarte de caminar, por ver canis, por...yo que sé, por que no hacen falta motivos, basta con una elección.
Ven, volverás.
=)

Sueña que tienes sueño

Imagina por un solo momento que hoy no es más que eso, hoy. Que mañana importa muy poco, que lo que hiciste ayer ni lo recuerdas ni te importa lo más mínimo. Imagina, por favor, que el lugar en el que estás no es más que el cúmulo de todas las decisiones que te han llevado hasta allí, pero que no es eterno, ni siquiera momentáneo, es simplemente un lugar de paso.
El lugar perfecto en que estar, el lugar perfecto desde el que partir hacia el lugar al que quieres ir.
Es todo tan redondo, tan perfecto, ¿no crees?
Se basa en eso, en creencias, en fe, pero la fe hay que ganársela, y en ese momento, se basa en convencimiento, en desenvoltura, en voluntad. Combatir, no rendirse, derramar hasta la última lágrima, hasta la última gota de sudor y el último pellizco de sangre por un sueño, por una necesidad, por una realidad que está al final del camino, que no importa si llega o no, porque su valor está en su impulso.
Ahora siente como tanta lucha, como toda esa batalla te derrota, como tus pies dicen basta, como tus rodillas muerden la arena, como te falta el aire y como los dedos de tus manos no pueden hacer otra cosa sino quitarse los restos de polvo de encima. El pelo sucio, los ojos apagados y los labios agrietados. Has llegado a la meta, tras tanto correr, y tienes sueño, ganas de rendirte, de entregar las armas y de poner punto y final.
Y lo haces, y algunos verán en ello una derrota, pero tú, y quién te acompañó en este camino sabrán la verdad, la realidad, ese punto de vista tan absoluto para ti que mañana podría ser distinto y que hoy por hoy es el único que puedes contemplar, y como te decía, cierras los ojos, y te invade el sueño, y todo se apaga...
Y ahora te preguntas, te pregunto, por favor, vamos a preguntarnos, ¿soñabas antes de cerrar los ojos o sueñas ahora que todo se ha apagado? Pues ahí, justo en ese momento, queda la realidad, y en ese instante es en el que todos deberíamos vivir al menos un día más.

27 de enero de 2013

One day baby, we´ll be old

Un día, a una hora que aún no se conoce, pasará, y cuando pase, soplaré.
Se apagará entonces la última vela y en ese punto, se escuchará la canción.
Solo entonces, empezará a entenderse la realidad, y luego, sonará la canción con la que llegar al final del túnel, de la oscuridad.

24 de enero de 2013

Literalmente

Voy a inventar una nueva palabra, la voy a buscar noche tras noche, y cuando la encuentre, la escribiré.
Mientras tanto, no hay nada más que añadir.

22 de enero de 2013

Como...

Sin orden, ¿de acuerdo?
Como un tropezón y la risa de tus amigos que viene justo después. Como atragantarte con una cerveza y empezar a llorar. Como pisar un charco, lamentarte pero que realmente te de igual. Como quemarte tras un día de playa bien disfrutado. Como atragantarte con un caramelo y al rato querer otro más. Como acabar agotado tras ir de un pueblo a otro solo por ver el paisaje. Como perder la voz de tanto follar. Como tener la espalda arañada tras no salir de la cama en un fin de semana. Como el primer bocado a una buena tarta de cumpleaños. Como casarte en las Vegas siendo católico, apostólico y romano. Como ensuciar un libro de leerlo una y otra vez. Como aprender una tontería tras otra un día tras otro sin que te canse. Como no tener que elegir entre papá y mamá porque ellos son inseparables. Como ver por primera vez los ojos de tu hermana pequeña. Como morderte las uñas de nerviosismo. Como la cuarta cerveza, esa que deja de ser amarga para ser un puñetero placer celestial. Como poder elegir entre ir al cielo o al infierno y elegir quedarme contigo. Como vivir sin calcetines. Como tener en tu frigorífico chocolate, chocolate y más chocolate. Como darse una ducha con buena música. Como correr bajo la lluvia bien acompañado. Como la primera vez que te caes de la bici. Como la primera vez que te llevas las manos a lo que guardas entre las piernas. Como la primera feria en la que no tienes hora. Como el primer riesgo que tomas sin permiso de tus padres. Como morderte los labios de puro placer. Como teñirte el pelo solo por dar la nota. Como la primera vez que te disfrazas del sexo opuesto. Como perder el control pensando que lo tienes todo bajo control. Como la primera vez que te rompes un hueso y sabes lo que de verdad es dolor. Como la primera traición, esa que tan mal te sabe y tanto te enseña. Como ser o no ser legítimo.
Vivir, eso es vivir, eso y un millón de millones de cosas más, pero en definitiva.
Como planear una cosa, trazar un plan perfecto y desear con todas tus fuerzas que fracase, que tengas que improvisar, porque solo así lo vas a disfrutar de verdad.
Pues eso, hoy, ayer y mañana, más pero no mejor, ¿verdad?

18 de enero de 2013

Media hora escasa

Chillido. Predecible. Agudo. Luego viene el grave. Mirada, una ilusión, un "no se qué no me fío y va a lo que va", mordisco en los labios, nervios. Te los ahorré, me los quedé todos para mi.
Tres minutos de espera que se hicieron eternos, veinte minutos largos que se fueron en un instante. 
¿Alguien preguntaba por qué se dice que el tiempo es relativo? Ya te contestamos nosotros, porque es relativo al interés que pongas en él.
Frío, pero nada de quedarse quieto, tiritando, si acaso movimiento atolondrado, perfecta imperfección.
¿Que ponen etiquetas? Qué más le dará a aquella que de etiqueta viene y con etiquetas va.
No miras alrededor, nada de mirar alrededor, como si le importase a alguien. 
Diez buenos bocadillos, nueve cotilleos conocidos y desconocidos, ocho descerebrados celebrando su ignorancia, siete de la suerte, seis profes que me miran suspicazmente, cinco amigos maquinando, repito, a lo que, viene e irá. Cuatro interrupciones que habría evitado. Tres minutos más de la cuenta. Dos que somos dos. Uno y nada más alrededor. La charla infinitamente vacía, ¿seguro? Pues perfecta así.
Fue la primera vez, fueron siete días después, y a partir de ahora se firma algo, todo lo que sean siete días después será eterno si no nos vemos, lo sé.
Querría ser capaz de encontrar la palabra perfecta, la adecuada sintonía, pero no lo sé.
Eres...
Cuestión de ser.
Movimiento.
A ti, que también miras, es lo que ves, no hay más ni del derecho ni al revés.
Disfruta, casi como un baile, pero sin pisarme los pies.
A la próxima, con dos cañas, y hablamos de como se hacen los bebes que no vamos a hacer.

15 de enero de 2013

En la sombra

Un día como otro cualquiera, otro día más para ti, para mi es el día seis. Y ahora te explico de que va esto de seis.
Día seis desde que te vi por primera vez sonriéndole a un desconocido, sexto día desde que de lejos intuí que este sexto día llegaría.
Estoy sentado de espaldas, esperando a que suene la sirena que anuncia que te toca morder la manzana del ocio que a media mañana vivís los chiquitines que aún vais por el insti. Tú no te das cuenta, pero te he visto antes de que empezases a ver las escaleras, te he visto antes de que llegases por la mañana temprano. Te he visto incluso antes de que estirases los brazos junto a la almohada cuando todavía es de noche.
Te he visto un día tras otro desde hace tan poco tiempo, desde hace una eternidad, por momentos es una cosa, por momentos es la otra opuesta. De verdad.
Hace frío, te veo sonrojada, y yo tembloroso, pero no te preocupes, no me estoy enamorando, es frío. Van ya seis días desde que tuve la mala suerte de tener buena suerte, desde que cometí la mejor peor decisión de mi vida. Cruzarte en el instante en que cambiaba de tren en mi vida.
Estoy a la sombra, y no me vas a ver, todavía no me he atrevido a darte el susto de que me veas...
Pero no puedo seguir mordiéndome los labios mientras te veo a través de un instituto. No va a ser eterno. Llegará un momento en que tú me veas, y cuando eso ocurra, notarás algo enorme, te lo explico en un periquete, ¿va?
Será algo así como que tenías frío y por los pies te sube un calor que no entiendes de donde viene ni por qué, y cuando llegue a tus mejillas, cuando el resto de tu colorete desaparezca, si es que ese día le dio por aparecer, sentirás que no te miraba por lo que veía, te miraba por lo que en mi vida sabía que ibas a ser.

Como piedras al estanque

Partiendo de la base de que yo no creo en la casualidad, sino en la causalidad. En que todo lo decide uno mismo, aún sin darse cuenta, y tiene unas consecuencias, aunque uno no las comprenda. Sabiendo de antemano que si Dios o algo así nos coloca en algún lugar, yo mientras no lo conozca, no me fiaré de él, tengo que comentar un par de tonterías, y es que no me cuadran algunas cosillas.
Tiro a un estanque una primera piedra, y empiezo a temblar, y ya estoy seguro de que no voy a parar de temblar mientras tar-ta-mudeo lo que escribo, o lo que imagino que me gustaría escribir.
Tiro otra piedra con tan mala suerte que me rebota y me pone perdido, y me recuerda que es un fallo tras otro, un golpe tras otro, una caída tras otra, y cada vez a mayor profundidad y siempre, si miras hacia arriba, brilla un poquito el Sol, si de verdad lo quieres encontrar.
Y vuelvo a tirar otra piedra, y esta rebota hasta que se escapa la vista, como si fuese encadenándose un salto tras otro, una palabra tras otra, una pregunta con otra que va aún más allá, hasta hundirse en lo más profundo, y descender con tranquilidad, mirando a los lados, encontrando una tras otra verdad.
Y por último lanzo una piedra hacia arriba, y tarda una eternidad en bajar, y cuando desciende, cada una de las gotas me salpica, y saben a felicidad, y si la piedra contenía un deseo, este no se hundirá...
Porque si hay que lanzarse al charco, por mierda que haya alrededor, me pienso lanzar, porque vale la pena rebuscar entre el fango, tratar de ir error tras error, dando pie a la creencia en la casualidad, para que al final, puedas, quizás, tal vez...nadie te lo puede asegurar, pero te la puedes encontrar...
Yo la encontré, y el estanque no para de vibrar de felicidad, ¿por qué no la vas a encontrar tú que eres aún más excepcional?

12 de enero de 2013

Descanso

Directa al corazón. Directa la palabra. Directa en la dirección. Sin dudas de...no sé.
Es muy difícil acertar con la tecla adecuada cuando no sabes tocar y quién escucha toca tan bien. Es muy difícil concretar una definición ajustada cuando alguien es tan inmensamente sencillo y a la vez sencillamente inmenso.
Podría darse el caso de que fueses pelirroja, veinteañera y monárquica, podría darse la absurdez de que fueses madrileña, sensata y tranquila, pero vamos, que en cualquiera de los casos, tan real como inventado, mientras permaneciese la esencia, se daría el caso de que seguiría interesado en conocerte un día más, en tenerte curiosidad.
He tardado media hora en escribir este silencio, he pasado un buen rato escribiendo un comentario de especializado hasta que buscaba la palabra adecuada y que no fuese repetida, pero si hay una palabra, y está bien decirla, me tiene que dar igual que este repetida, ¿no?
A-rro-lla-do-ra, jodidamente viva, tercamente sentida, brutalmente sincera, como imán para el metal, como la chispa en las cerillas, como un mosdisco en los labios, como una carrera cuesta arriba. Sentirlo, respirarlo, leerlo, imaginarlo, creerlo y pensarlo. 
¿Pensar qué? Pensar nada, dejar fluir y hablar, que es la cosa de la que hablan los que hablan de las cosas que se hablan.
Especial galimatías, ya.

9 de enero de 2013

En estado puro

Sentirte vivo, jodidamente vivo, insultantemente vivo, terriblemente vivo desde los dedos de los pies al último pelo del flequillo. Tener la sensación de que saltan chispas aún tocando madera, sentirte poseedor de la habilidad de saltar de un quinto piso y ser tan liviano que vas a subir plantas del edificio. 
Exultante, turbadoramente feliz, arrolladoramente insensato, ¡trepidante!
Insensible a las malas vibraciones, inmune a los catarros, el cansancio o el malestar, extraordinariamente capaz de comerte el mundo a pellizcos. ¡Vivo, que no es poco!
Feliz, redefiniendo el sentido de tan breve palabra, eliminando el estereotipo de felicidad para encumbrar una nueva sensación, un nuevo gesto, una sonrisa que delata, que pone nervioso...¡Así, así, así me siento y nada va a evitar que siga sintiéndome así!

8 de enero de 2013

Planeando improvisar

Despertar según lo planeado, tras escuchar un despertador que ha sonado puntual. Comienza el día en tu mente perfectamente trazado, primero desayuno, luego insti, más tarde almuerzo y luego lo demás.
Con un guión establecido, con una idea muy clara, con la ciencia cierta de que está controlado, pero con la certeza de que al minuto se te habrá escapado.
Porque resulta que planeas el momento y no las palabras, perfeccionas el horario y no el uso del tiempo, y ordenadas por porciones un día atareado, sin tomar en cuanta los semáforos, la anécdota del finde o el perfecto fin de fiesta de una tarde entre cañas y amigos.
Es por momentos obsesivo, creerse en posesión de un destino, hasta que descubres que por bien que sepas el guión, siempre hay un renglón torcido, y lo mejor...¡nunca suena nada mal!
Te acurrucas en la almohada, y echas cuentas otra vez, el día fue como preveías, improvisaste con soltura en un caos ordenado.

7 de enero de 2013

F-L-an

¡Venga, anda, que vas a llorar, que te vas a reir, que me vas a gritar! Y bueno, movimiento, baile final, kilómetros de paseo y luego a dormir en el sofá, a sestear. 
Ser el próximo proyecto de carrera en un futuro desdibujado, ser también el foco de todo pellizco dialéctico. Y ser de aquellas que posan el fotógrafo de una visita imprevista.
Y no entender lo que te dicen, y pensar...¿me lo estará diciendo a mi? Pues no sé, elige, porque esa es la cable, digo clave, digo que se me cubre la clable de aquello que cabe en cada cal y arena.
¡Qué desigual! Total, que si digo la verdad, la verdad es que no puedo decir lo que imaginas que ves cuando ves con claridad, supongo que puede ser algo así, como aquello que casi todos sienten, como aquellos que imaginan que finalizarán en un pasillo oscuro, en un ligero sofá, en una mullida almohada, o en un perdido diván, la cosa es estar acompañado, la X de la duda es vivir esos instantes como un FLAN.

1 de enero de 2013

La ecuación del columpio

No te puedo ver demasiado bien, de hecho, no veo apenas nada. Mezclas el movimiento del columpio con el horizonte que se pone a tus espaldas y cualquiera intuye de ti algo más que tu pelo, pero es una figura tan...deliciosa podría ser la palabra.
Hablas, supongo, de aquello y de esto, de todo lo que puede pasar o no pasará este año que ya se nos echa encima. Y yo tendré que decir que sí, es lo más sencillo de responder con la boca abierta. Parecemos niños chicos, de inocencia perdida, pero pequeñajos al fin y al cabo.
No te detienes, te pido que dejes de moverte adelante y atrás, pero tú, ni p*** caso. 
-¡Idiota, de verdad! Te odio tan profundamente como tú odias las puestas de Sol...
-¡Pero si me encantan las puestas de Sol -replicas.
Pues imagina lo que te odio yo para seguir aguantándote, pienso para mí.
Me acerco, no sin temor. Me vas a dar una patada en mal sitio y verás tú la risa...
Poquito a poco, tú adelante y atrás, apenas si te veo los ojos, como para ver nada más. Peligro tienes, niña de pura maldad.
Pero llega la X, la duda de la ecuación, coincidirá el instante preciso en que yo de él último paso con el momento en que más alto subas, más sonrías, más te animes y más cerca se acerquen tus labios a los míos.
¿Se dará el caso del primer beso de los niños de papá y mamá? Bueno, vete acercando, que el primer paso yo lo pienso dar...