Porque Dios...o la suerte, o uno mismo, cuando se cierra una puerta...se abre una ventana...Bendita sea esa verdad, que es la esperanza del que escribe y la diversión de aquel que lo vive...
Todo termina por terminar, como todo empiezar sin esperar a que acabe lo demás... Rápido, se vive muy rápido y harás mal en llorar los funerales de un recuerdo glorioso...mejor preparate para lo que venga después, porque...¿quién te dice que no será mejor? Es cosa tuya nada más...
Si uno quiere, no siempre puede, pero al menos, tiene que querer, tiene que dejar atrás, un día tras otro, una palabra tras otra, cualquiera de las que pierdan su sentido, porque no hay mayor carga que un pasado sin resolver...especialmente para un futuro que ya está cerca...
En cuestiones de tiempo, ni siquiera pensando eres capaz de decir nada claro...¿acaso voy a ser capaz de decirte yo algo escribiendo? Ni quiero eso, ni lo pretendo porque, caida tras caida acabas por aprender que controlar el tiempo es como planear como conoces a alguien...una tontería...
Y recuerda siempre, pero que ese recuerdo no te afecte en nada a la hora de decidir tu futuro, no vaya a ser que por dudar, las ventanas se cierren....porque por bueno que sea un recuerdo, no alimenta ni hace feliz más allá de un momento, porque ya se sabe, la felicidad es un proceso, no un instante, los recuerdos son instantes...no procesos...
Si si, ya no tengo miedo, ¿a qué debería tenerlo? ¿A los cambios? Por favor, ni que fuese la primera vez que se cruzan en mi camino...sobreviví a ellos muchas veces y ya les perdí el respeto, ahora simplemente tengo que asumirlos muy rápidamente y aprovecharme de ellos porque, siendo sinceros, no hay nada con más capacidad de cambiar las cosas que un hombre que ya se ha adaptado a sus cambios...
Y si, esta historia no tiene ni principio ni fin, porque es una nueva ventana que todavía está a medio abrir...
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