2 de noviembre de 2011

Sin cielo

¿Y si te digo que podría pasarme una noche entera hablando contigo, pero que en los ratos libres de silencio lo que me apetece es besarte, te lo creerías? Pues ve haciéndote a la idea, porque no entiendo vivir sin estar contigo, ya sea lengua con lengua, ya sea boca con boca, ya sea palabra con palabra, lo importante es tocarte, comerte, abrazarte, subir la temperatura, ruborizarte, cogerte de la cintura, reirnos y pasar de lo que diga la gente.
Y dedicarnos a escandalizar, a causar envidia, a romper tópicos de aquello y de eso que puede salir mal. ¿Sabes que digo? Que si sale mal, si la cosa se tuerce, te agarro bien fuerte, te muerdo la oreja, y lo que pase, pasará, sobrevivimos a cosas peores, y sobreviviremos a eso.
Porque dicen que el amor todo lo puede, el amor lo perdona, el amor blablabla... Tú y yo, y vosotros, los demás, conoceis esa historia, esas bobadas de que venimos de un sitio y vamos al más allá. 
A mí no me importa, a mí lo único que me interesa es tocarte el culo, comprarte una falda, bailar como pueda, no sé, vivir fuera de las películas de amor, pero también fuera de la vida real, que todo sea tan perfectamente inadecuado que no lo cambiemos por nada.
Supongo que me entiendes, porque te estoy sintiendo guiñar... si no me equivoco, cualquier día de estos brindaremos con champán.

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