Con el pelo mojado, con el pelo suelto, con trenzas o rizado, descaradamente corto o perfectamente descuidado, pelirrojo o rubio, oscuro o completamente negro... de verdad que me da igual, si es que con un poquito de aire, con un buen atardecer, con mis ojos te hago una foto, y ahí me puedo morir.
A eso lo llamaría yo felicidad, a trenzar mis dedos con tu pelo.
Lo de tus ojos es delito, prohibitivo y sensual, son dos ventanas al cielo, son lo que mil veces habrás leído ya. Yo no voy a repetirme, tú ya sabes, me gustan mucho, pero si encima abres los ojos en plan "soy un flan", el que se derrite soy yo, y no podría rechistar ni aunque me pidieses imposibles, de verdad.
Mi peluche, tu almohada, piruletas y chocolate, para...
Correr con un objetivo, luchar y no dormir, soñar a todas horas, compartir contigo una vida, y todo por algo muy sencillo, sentirnos mayores, sentirnos mayores de edad, hacernos una foto inolvidable.
Tu pelo, mis manos, ¿te gusta el mar?
Oh, sí.
ResponderEliminarBravo, qué entrada!