Esta es la historia de la película que se resume en un buen titular. Es la palabra de que un buen sonido tiene más sentido que una gran verdad. Estamos ante la trama que no podrá nunca superar ni al desenlace ni a lo que la hizo arrancar.
Pensar que tengo un don, saber donde está la limitación de mi virtud, encontrarle salidas al pescado que empieza a oler mal, reconocer que lo difícil de esta vida es que tienes siempre más expectativas de las que podrás colmar.
Jode tanto andar perdido, y más a nuestra edad, que no apreciamos hasta tarde que andar perdido es la mejor forma de andar y que sólo quién nada busca encuentra la verdad.
Insuperable el inicio, insuperable la idea natal, los vástagos de la frase, de esa palabra genial se quedan siempre a la sombra y no hay manera de darle final.
Voy a tu mente, es de cristal, ven a la mía, es un castillo sin luz, laberintos de niños. Y me preguntas:
¿de dónde sales tú?
Te daré la respuesta judía: La pregunta no esa, la pregunta es a donde vas, porque te adentras en el laberinto de un niño que sólo te podrá matar, teniendo a la puerta del mismo a un príncipe azul que te quiere de verdad.
¿Quieres saber la respuesta y el final? Que la vida es amarga, que las tías la tomais tal cual, y preferiis sufrir a ratos, que aseguraros la felicidad.
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ResponderEliminar"Si tu m'avais demandé, moi j't'aurais dit que dans la vie, ce qui compte c'est pas l'issue mais c'est le combat"
(y sí, me paso por aquí)
:)