Te odio, y sin remedio, ya no hay cura ni solución, no queda explicación que dar, no me apetece tampoco escuchar tonterías, me falta fe, me falta paciencia, fui un ignorante, y así me fue.
Soy humano, nunca he dejado de serlo, aunque por momentos creí vivir más allá de las leyes del hombre, y mi humanidad me ha matado, mi humanidad que me permitió respirar bajo el agua me acabó costando el alma.
Fue una locura, esos ojos azules ahora me torturan, y no valió la pena sentirte tan cerca, para ahora sentirte tan lejos, fue como mojarme los dedos de dulce chocolate y pillarme las manos con una puerta...
Te diré una cosa antes de acabar, intuitivo movimiento de codos que me rompe la esperanza en otra gente significa simplemente que eres buena y yo simplemente no te puedo comprender.
¿Te resulta contradictorio? A mí ahora también, y me río por no llorar, te odio, no queda otra cosa que decir.
Todo lo que digamos a partir de ahora, será mitad mentira, mitad verdad.
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