No sé por que motivo que caprichoso, el otro día me acordé de mis primeras experiencias con un ordenador, con un pesado sobremesa y los primeros datos que yo llevaba del ordenador que había en mi colegio al que me regalaron por mi comunión. Usaba disquetes, y en ellos cabía muchísimo, o eso nos parecía a nosotros, pequeños chiquillos que ahora con tres megas escasos (que era lo que podía guardar ese disquete) apenas si podemos guardar unas fotos de baja calidad.
Me acordé porque realmente, no hace tantos años, quizás seis o siete, tampoco más, seis o siete veranos, parecen muchos y pocos a la vez, porque no todos vienen a la memoria de golpe, pero casi los puedes contar con tus manos, el tiempo, que como siempre se ha dicho...es relativo.
Pues eso, nos creiamos mayores, como ahora lo somos (¿o ahora de nuevo simplemente nos lo creemos?) y teniamos intrigas de niños mayores, y cotilleos, y puñaladas por la espalda, y enemigos declarados, y jugarretas los fines de semana, y saliamos todos los viernes, y a las nueve de la noche, en casita, tras un paseo y algo de frío... que sencillo era todo cuándo no nos apetecía complicar las cosas, ¿no?
No sé, yo me acuerdo de ese "yo" con 12, 13 e incluso 14 años tan mayor como infantil, tan listo como ignorante, y me río, claro que si, porque podía guardarse mi esencia en un disquete de 3 megas...ahora no me conformo con eso, y quizás sea peor así.
Declaraciones de amor, pruebas del delito, planes fracasados, sueños de niño pequeño, supuesta poesía de artista e incluso alguna palabra inteligente que todavía hoy la leo y me sorprende... No me arrepiento de aquellos tiempos, soy lo que soy en parte por ellos.
Sin duda fui feliz de pequeño... y lo sigo siendo, aunque ahora no lo sepa, y tenga que conformarme deseando encontrar unos disquetes perdidos. En ellos, si leyese, encontraría respuestas que hoy no conozco...
En fin, suspiro, tanto soy, tanto he perdido, tan lejos llegué, tanto he tenido.