17 de julio de 2011

No creas tan rápidamente

No te creas que esto es tan secillo como empezar a escribir y luego empezar a leer y luego no respirar porque no se puede parar por ausencia de paradas de autobús camino de la estación de tren.
Respira.
Las locuras que uno hace por amor son similares a la fuerza de voluntad que pone cualquier loco en no respirar el máximo tiempo posible porque se ha dado cuenta de que si respiras mientras piensas es bastante más complicado llevar el ritmo del proceso respiratorio.
Respira de nuevo.
Estás loca y lo sabemos tú y yo porque desde el momento en que nos vimos actuamos como actuarían los locos que realmente actúan antes de pensar y esas cosas que nadie entiende si las mira desde fuera.
Respira por última vez.
Ahora cerrarás los ojos y te mentiré diciendo que los cierres porque si así hicieses no podrías leer esto y todo carecería de sentido pero como estamos locos locos locos e incluso un poco tontos nos quedaremos mirando hacia allá y hacia acá y luego hacia tus ojos y los míos y llegado el momento dejaremos de respirar pero será por algo bien distinto que la lectura.
Será porque para respirar el otro tenga que separarse de todo lo demás.

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