Inevitable cerrar los ojos cuando estoy a tu lado, tumbado en el cesped, para simplemente escucharte respirar. Como un estornudo, pues igual.
Cogerte de la mano para que mis sueños se hagan realidad, para no volver a dudar si realmente debo o no debo hacerlo. Quiero hacer lo difícil sencillo, y disfrutar lo sencillo como si fuese algo difícil de alcanzar, hacer ese mundo que imaginamos. Pues eso, ilusionarme y tal.
No te voy a mandar 10 mensajes tontorrones al día, no se me da bien preparar cenas románticas por San Valentín (sé que me dices que no te gusta pero te encanta), ni tampoco puedo regalarte nada que se salga de mi mísero presupuesto. No me gusta ir al cine si no es para ver una película en condiciones o de acción(a tontear a casa, ¿no crees?). Tampoco soy el típico que hace las cosas típicas que tanto reprochais las chicas en petit comité y luego pediis como deseo a vuestra almohada.
No sale de mí ser así, ni idea, ni blandito, ni adorable, ni siquiera se me da bien escuchar, porque estoy encantado de conocerme.
Pero bueno, reconozco mis defectos, y creo que tengo una virtud.
Estoy loco, loquísimo por tí. No te pido que me perdones lo demás, simplemente que me des la oportunidad de hacerte disfrutar.
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