A veces trabarse, no decir algo que tenga sentido puede resultar romántico, puede robar una sonrisa y ser una bonita forma de empezar, ¿no?
Luchar por lo imposible, rendirse a lo sencillo, apostar por lo suave y desear ser pequeño de nuevo es lo que escribí instantes después de conocerte. Te hubiese mandado eso en un sms mitad interesante, mitad absurdo, pero no tenía tu número.
Era un tiempo en que no existían los móviles, en que no se agregaba a la gente a tuenti, en que si querías conocer a alguien, comías pipas a su lado las tardes de mayo... ¿nostalgia? Por mi parte si.
Sin embargo, me gustan los retos, y aunque exista esta pared, un graffiti bien adornado será la forma de empezar a decirte que me pones tonto, como te decía antes, aterrado y sin uñas.
En el fondo, casi como ahora...
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