Claro que tenemos algo en común.
Yo te quiero a tí, y tú me quieres a mí, lo demás da realmente igual.
Somos mitad y mitad de locura y osadía, ese punto de valentía que se necesita para afrontar la realidad.
Si te apetece claro, te invitaré a cenar.
Que yo me muerda el labio cuando te vea aparecer no es coincidencia.
Que tú dos horas antes de quedar para simplemente quedar conmigo estés al borde de la locura porque no sabes que ponerte tampoco es coincidencia.
Me lo ha chivado el espejo, pequeña, pero no se lo reproches, quiero verte hasta mientras duermes.
Las coincidencias no existen, simplemente existen las personas, y lo que quieran demostrar.
Tú me demuestras que me quieres, yo te demuestro día a día, que día a día te quiero más.
Somos eso que algunos no tienen...lo llaman...fortuna. Yo creo que fue casualidad que al encontrarnos opuestos, fuésemos mitad y mitad.
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