Estás tumbado, escuchando tu respiración, buscando dormirte, descansar, y escuchar una canción, una melodía única, que alguien un día compuso, y ese alguien está más cerca de tí de lo que nunca pudo imaginar, porque lo que escuchas, él lo vivió antes, y ese vínculo que no se puede explicar, está ahí, te lo aseguro.
Hay tantas y tantas buenas composiciones, tantas melodías que son irrepetibles, tantas mejores y preferidas canciones, y cada día aparece una más, y cada instante oculta otra que tal vez ya nunca sea recuperada, y se pierda entre aire, porque el aire, en cierto sentido, puede que tenga la respuesta.
La respuesta a por qué en un determinado momento una determinada persona compuso algo que años después consigue hacer llorar a un completo desconocido. Eso es magia, y eso está ahí, flotando entre unos y otros, y en un instante excepcional, alguien tiene la virtud de atrapar esa melodía que se escapaba hacia un pasado sin más, y brindará al futuro de la oportunidad de sentir lo que no puede ser sentido, de expresar lo que las palabras no alcanzan.
Eso es música, agarrar el ritmo de una idea que se marcha, antes de que se despida del todo, ser capaz de transformarla, y tener el valor de que sea libre por y para todos...
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