Te he dicho que siempre que te pongas dos trenzas, me tendrás hipnotizado, te podrás aprovechar de mí tanto como quieras, y un poquito más, porque será cuando más te quiera. ¿Y sabes porque no le tengo miedo a que me hipnotices? Porque te quiero, y confío en tí ciegamente, y sé que igual que puedo prometerte el paraiso, tú te conformarás con dar un paseo a Teko para no hablar, o para hablar de tonterías, o para cualquier cosa, porque es correspondido, porque me quieres, y que te diga guapa te gusta, aunque a veces parezca que estoy un poco loco.
Eres mi pequeña princesa del cuento de hadas mojado, ese que parece que siempre se estropea, que siempres está arrugado. Pero yo estoy aquí, contigo, no soy tu príncipe, pero si algún día necesitas cualquier cosa, yo me dejaré la piel en ayudarte. Y me equivocaré, porque somos humanos, y esto es la vida real y no un cuento de final feliz, pero ten por seguro una cosa, todo lo que haga, lo haré porque lo siento, porque esto que siento por tí, no podría escribirlo.
Tenemos tanto pasado escrito, tenemos tanto presente y tan intenso, y tenemos un futuro por delante, ¿lo conoces tú? Para mí es un misterio, pero dos cosas tengo claras, me encantará conocerlo, y me seguirás gustando tanto como desde el primer momento, en ese viaje a París, en que comenzó todo esto.