Que te digo yo que estoy enamoradísimo, y no diría enamorándome, porque esto tiene ya su tiempo, ¿te lo puedes creer?
Duermo fatal porque sueño muchísimo. Lo he dicho mil veces, veo cosas, buenas y malas, absurdas y lógicas, divertidas y tristes. Y me da rabia despertarme en mitad de una provocación, justo antes de conocer el desenlace de una trama de largas horas de sueño REM o en el preciso instante en que alcanzo a soñar algo que no imagino mientras estoy despierto.
Pasan las horas despacito, pensando en que despacito podríamos derrumbar montañas, construir sofás donde no ver la tele, donde simplemente escuchar.
Pasan los días volando, y cada día que paso a tu lado te quiero más, tienes ese encanto mitad inexplicable, mitad lógico de enamorarse de una princesa bonita.
Lo mismo mañana me lanzo, dejo de comerte a tus espaldas, dejo de soñar con que sueñas lo mismo que yo, y me da por saltar, me da por comerte el cuello, por imaginarte tan cerca mía que detengamos el viento, tú supón que eres tú quién quiero que seas, ¿quieres ser tú quién sea mi otra mitad?
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