- -¿Me sacas a bailar? Te prometo que esconderé mi miedo con la sonrisa más grande que pueda regalarte.
- Te llevaría tan lejos como pidieses, pero ahora mismo no tengo pies sino flanes, y o hacemos esto los dos juntos, o no iremos a ninguna parte.
- - -Vale, vale, hagamos esto a medias, tú me pisas, yo te sonrío, tú cierras los ojos y yo tarareo un par de notas en tu oído. Intentaré no morderte, pero no te lo puedo prometer.
Ni yo soy quién imaginaste de pequeña, ni te puedo asegurar que seré el príncipe azul que todas las chicas soñáis. Soy yo, simplemente, tal cual me conoces, no hay más allá de lo que tú sabes, porque tú lo sabes todo de mí. Tal vez eso nos hace grandes, conocernos tanto y más, y soportarnos cambiando esa palabra por amor.
Respecto a ti, que confesión más tonta verdad, pequeña, pero quiero pedir un deseo. Ponte colorada, nerviosa, divertida, tímida, excitada, soñadora, inocente… ponte tu vestido más sencillo y pon tu mejor mirada de “te voy a hacer esperar cinco minutos porque así cada minuto lo viviremos recuperando el tiempo perdido”.
- -¿Qué qué mirada es esa? Me preguntas.
- -La que tienes los viernes por la tarde, cuándo viernes si y viernes también, te vuelvo a decir lo guapa que estás y lo mucho que te quiero.