Morderse el labio, abrir las piernas, soltarse el pelo y provocar con colorete.
Purpurina la justa, pero sin que falte, tacones bien altos, pero para que bailes.
Sonrisa de pilla, uñas coloreadas, nervios de bailarina antes de saltar al escenario y suspiros de los nervios de quien afronta un examen.
Cierras los ojos, tienes 18, estás en el momento en que no se cierran puertas y además siempre hay ventanas. ¿Qué puede fallar? ¿El chico, el lugar, el momento?
Yo te explico mi plan, es un plan de palacio, para que no se detenga, para ir despacio.
Me apuesto dos rimas, me quemo encendiendo velas, me enfado porque se apagan y tú todavía no llegas. Tuerzo el gesto sólo un momento, es lo que tardo en recordar porque eres tan diferente y porque te invité a cenar.
La cena a tu gusto, la peli que quieras, en quince minutos, la tele se apaga y llega el momento.
En tu descripción, me faltaba la ropa interior, que resulta ser de encaje, confirmando algo bueno, estás preparada, lo sabes, lo siento, hace frío, acércate despacio, hagámoslo muy lento, ¿el qué te preguntas? Ser un solo cuerpo.
Qué bello.
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