¿Por dónde íbamos?
Ya te mordías el labio...y te tocabas el pelo.
Es cuestión de costumbres.
Un puñado de palomitas sobre el sofá y la alfombra.
Un par de lágrimas en la despedida que pone punto y final a una película que yo no soportaba y que tú ya habías visto mil veces.
Y no tenemos chimenea, como en los sueños dulces, tampoco tenemos fruta de la pasión y fresas con nata.
Pero tenemos calor, y tú el pelo suelto, y yo sudor en las manos. Y bueno, nos divertimos, no está mal, no está prohibido.
Y nos busca una cámara que realmente no existe, y se ve nuestra escena, las pistas del crimen que conduce a la cama. Pero el Sol ya está fuera, y si querías ver algo, hace horas que sólo estamos tú, yo y la almohada.
Pero respiras el ambiente, y todavía, todavía queda magia.
Íbamos por el momento en que inspiras y me matas...
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