10 de mayo de 2012

Palabras clave


Te despiertas una mañana, no desayunas, vas tarde, apurado...
Llegas a la biblioteca, un día más, tampoco parece que hoy te vaya a cundir especialmente esa tontería que tienes que estudiar...
A media mañana se acerca una chica. Te suena, es muy mona, aunque no la conoces personalmente, la has visto por la facultad.
Que cosa más rara, se presenta, te dice que estudia lo mismo que tú, y te preguntar por unos apuntes que casualmente tienes.
Tú te sonríes, piensas para ti...esta chica siempre está riendo, me acuerdo de hacer un par de años, cuando la veías pasear y tenía esa risa...No debe ser fingida, la alegría no se puede fingir demasiado tiempo.
No existe la casualidad, por supuesto, lo explicas, te lo explicas, se lo acabarás explicando a la larga, pero si existiese, ahí se dio...
Empieza un nuevo curso, y bueno, por H, por B o por L, vete tú a saber, coges confianza. Como para no cogerla, que pedazo de pan, en serio, tú porque no la conoces, pero te digo yo que algún personaje bíblico es afortunado. Guiño.
Total, que cuando no puedes ver más bondades en la chica, ves que la chica tiene una amiga que es también pura bondad, en el sentido de la representación de todo lo bueno que puede verse en alguien...
Vaya chica mona la amiga de la chica mona, vaya dos monadas de chicas, en definitiva...
Tienen esa sonrisa que hace que las historias mediocres de chicos que no tienen nada mejor que hacer mejoren, son, como decirlo...la causa principal de cartas de amor en el instituto, la reacción química que mayor cantidad de arrugas provoca en la comisura de unos labios...No hay que volverse loco con ellas, porque lo que les digas será poco...
Debo haberme enamorado de las bibliotecas, debo pensar que echaré de menos algo que apenas si tengo, pero es que es difícil no coger cariño a aquello que se hace querer porque está hecho de diversión, pasión y sencillez...
Y ya empiezo a echar de menos ese reproche tonto que me hace mirar junto a la escalera para ver si tengo o no que comprar chucherías...lo empecé a echar de menos hace un mes...
Pero aquí prometo algo, la palabra clave, hace cuatro años, de pura casualidad, le dije un día a una chica que algo le pasaba porque no la veía sonreir...ahora que conozco a esa chica, ella y su amiga deben saber, que por lejos que se vayan, ya sea a México, a Estados Unidos o a Madrid, seguiré preocupado por ellas, porque los peluches sólo pueden hacerse querer...

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