9 de abril de 2012

Al mal tiempo, dale tiempo

Por la disposición presente quedan trastocados los conceptos de minuto, semana y año en la medida en que sea posible confundirlos a través de la imaginación.
La supuesta relación inversa entre fortaleza y distancia que debe regir toda relación queda rota en virtud al deseo de un par de voluntades, una que sabe lo que hacer, y otra que sin saberlo, impulsa a la anterior.
Queda supeditado a la suerte, aún en aquellos que no crean en ella, la capacidad de otorgar virtud a través de la risa, aún en las malas, en las puñeteras y en lo incomprensible.
Viene a decirse y a obligarse a cambiar de chip y decir basta, para luego decir...
No existe nada parecido a enterrar la nariz en el pelo de una mujer, ni nada que pueda compararse a la fortuna de tropezarte en un local abarrotado e ir a parar a las manos de un chico que sonríe, pero no por tu torpeza, sino por darse cuenta de que ha cogido al vuelo un ángel.
Tampoco puede comprenderse sin haberlo vivido aquello que viven los que callan, aquello que sueñan los que aguardan su momento y lo que, si le echan valentía y deciden tomar las riendas, sufren o disfrutan, porque sólo el osado, el extrovertido, el dueño de su vida puede alcanzar algo, vivir la vida acompañado.
Para todo lo demás, la explicación está en los libros, pero para estos temas en particular, mejor aprender probando, fallarás, si, pero acabarás acertando.

1 comentario: