Las palabras más bonitas son las que callamos, las que acertamos a tartamudear cuando nos miran...
Imposible dejar las manos quietas...¿ponerlas en los bolsillos, en el pelo? Joder, que nervios, me sobran hasta los parpadeos...
Debilidad general de cintura para abajo, algo así como tener las piernas de nata...
La dulce locura de desearte, morderte, ruborizarte...los ojos, esos ojos, joder, me salen tacos en lugar de piropos, que no es poco.
Si hasta puedo rimar, ¡que grima!
Ves, soy gilipollas, espero hacerte por lo menos reir con el patético intento de hacerte feliz.
Por dios, no te vayas, nunca quise quedarme, y ahora no puedo detenerme, correr, volar, partir, volver a casa, llamar a los amigos familia, y a la familia amistad...compañía...verano en inviernos, relojes que son caprichos...
Si Dios existe, me está mirando, nos está mirando, somos tú y yo, yo y tú, dicho de otro modo, las ganas y el terror.