Dicen que las grandes esencias vienen en pequeños frascos... y la gente piensa que el perfume forma parte de la esencia, ¿no se dan cuenta de que la pasión, los sueños y la vida están íntimamente ligados al sudor y la humanidad más que al perfume?
El mundo se estremece con los grandes momentos, con ese choque de trenes con un puñado de desgracias, con aquel desafortunado asesinato que tanto escándalo público produce, pero realmente, si el mundo somos las personas, no es tan cierto que nos estremecemos con eso.
Estremece ver sin querer por primera vez lo que esconde una falda, asusta descubrir la responsabilidad de que por primera vez tú eres el que paga tus facturas, hace temblar la sensación de que por bien acompañado que estés, cometes un error y puedes quedarte solo.
Las personas forman parte del mundo, pero no son el mundo, el mundo es algo inventado por aquellos que quieren quitar la esencia de los pequeños frascos, embrutecer a todo aquel que se despiste y aprovechar la debilidad de las emociones.
Porque al fin y al cabo, aunque yo mismo piense que las decisiones nos hacen ser como somos y vivir lo que vivimos, sólo con las emociones, con esa sensación de debo saltar o quiero arriesgar es como prende la chispa de la vida.
Sólo en ese momento descubrimos la esencia, pero a partir de entonces, no la olvidaremos.
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